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viernes, 31 de julio de 2020

HAGAMOS


Lucas 10:28.- Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.
El Hombre tiene una lucha continua por hacer en su razón, lo que considera lógicamente correcto.
Es a diario. Tomamos decisiones hasta de manera instantánea sobre cada paso cada gesto humano que realizamos. El bien y el mal se anidan en nuestro corazón en una diatriba permanente que amenaza nuestra salud mental, física, emocional y espiritual.
Pero debemos hacer. El vivir se basa en hacer. Y en la gran mayoría de los caso sabemos qué hacer. Y allí aparece la encrucijada, el debate... ¿Saldrá bien?... ¿A quién afectare?... ¿Estaré feliz?... ¿Ayudara en algo a mi  vida?... Todas, preguntas con incertidumbre.
Jesus se encargo de decirles no solo a los fariseos, sino a cada persona que se encontró, que hacer. En muchos casos, solo su presencia, su santidad obligo a muchos a hacer lo que ya sabían. Porque sabemos que hacer, y muchas veces no lo hacemos. Aun sabiendo las consecuencias. Incluso sabiendo el peso de la consecuencia, no hacemos lo debido. Aun sabiendo que hacer, vamos a la consulta de maestros, consejeros, padres, pastores, terapeutas. Vamos inclusive ante Dios queriendo escuchar la respuesta que de antemano ya sabemos que no nos va a dar, a manera de justificar nuestra incertidumbre.
Lo mismo paso con el “maestro de la ley”, en la parábola del samaritano... Jesus lo llevo a sacar de su razón, la respuesta.
Lucas 10:37.- El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.
La reafirmación contundente... ¡Ve y haz tu lo mismo!
Dios ha puesto toda su palabra en nuestro corazón. Y cuando dudamos, y más cuando decidimos dejarnos llevar por la razón equivocada, se hace presente el pecado con su carga emocional, con su consecuente culpa... Y es en esos momentos, que “El pecado en lo único bueno que pudiera tener, nos hace estar en una posición tan miserable, que para salir de ella solo podemos ir a Jesus”.
Los debates mentales se vuelven hasta irracional, incoherente. Inútiles. Así son nuestras luchas contra Dios... Lo que queremos versus lo que Dios quiere. Es decidir entre vivir en la culpa venida del pecado, o vivir en la tranquilidad que viene de hacer lo debido.
Es la historia del mundo. Es la historia de cada vida... Somos cada quien parte de una historia, en la que figuraremos como personas que hicimos lo que quisimos, o lo que Dios quiso. Sera nuestro retrato, legado, testamento. Nuestra marca. Nuestra participación en la historia.
¿Qué hacemos entonces?... Simple... Entremos dócilmente en los planes de Dios. No debatamos más. No luchemos con nosotros mismos. NI contra Dios... No ganaremos... Tomemos a bien las respuestas de Jesus... Y como ÉL es promotor de la vida. En El está la vida... Confiemos descansemos en sus dichos...  El comenzó un nuevo proyecto en nosotros... “Él lo terminara”
Ir siempre a Jesus, al “Maestro”, nos dirá para nuestro bien y para corona de su vida, algo que de seguro ya sabemos. Su respuesta será muchas veces...
¡Bien haz respondido!... ¡Ya tú lo sabes! ¡Haz esto, y vivirás!

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