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domingo, 3 de mayo de 2020

LIBRES Y EN PAZ



Romanos 6:22.- Pero ahora, libres de la esclavitud del pecado, han entrado al servicio de Dios. Esto sí les es provechoso, pues el resultado es la vida santa y, finalmente, la vida eterna.
Meditemos... Cristo vino a este mundo a salvarnos, a darnos libertad... Nos hice libres de la esclavitud del pecado...
Jesus a través de su vida, muerte y resurrección, proveyó para el ser humano la posibilidad de que creyendo en El, pudiéramos definitivamente dejar de ser un pecador recurrente. Nos dio la posibilidad certera de dejar vivir en una condición de pecado, y además, nos aparta para vivir una vida santa y disfrutar en el futuro del premio mayor, el galardón de la vida eterna.
Eso hace Jesus. Y gracias a Dios por eso. Pero los creyentes en Cristo, después de creer en Jesus, para vivir esa vida santa en la tierra, deben tomar una segunda decisión, que es... Liberarnos de nosotros mismos. Porque aun cuando seamos salvos por haber creído, existe la posibilidad de seguir siendo esclavos... Dice:
Mateo 16:24.- Luego Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame.
No hay ninguna posibilidad de ser verdaderamente libre, si no aceptamos cruzar el umbral del ser creyente a ser realmente un discípulo. Y para eso debemos negarnos a nosotros mismos,... Estar dispuesto a dejar nuestra vida anterior y entregarnos por completo al hecho de vivir la vida a través de la óptica de Jesus.
No hay nada que nos haga más daño, que negarnos al YO. Negarnos a dejar que Jesus con su sabiduría divina, guie por completo nuestra vida anulando los argumentos humanos que dominan nuestra mente, dejara al descubierto nuestras miserias...
Negarnos a Jesus y al Yo con las excusas tradicionales, ya trilladas... Como...  “No es fácil”... “Que soy débil”... “Que yo soy así y no puedo cambiar”... “Que mi pasado me persigue”... “Que el sistema, el gobierno, la gente, la iglesia”... “Nadie me apoya”... “Nadie me ayuda”... No permitirá que salgamos de una vida miserable, triste y en un continuo conflicto interior.
Somos especialistas en buscar argumentos e inclusive cuestionamos lo que Dios nos aconseja... La biblia  “Escuchen mi voz y pónganla por obra”... En ninguna parte, dice que lo cuestionemos... Y vaya que lo hacemos, poniendo cuestionamientos a lo que nos pone como antesala a su beneplácito... Que es nuestra obediencia... Actuando así, nunca seremos liberados de los sentimientos y emociones nefastas, que vienen de no negar nuestra propia razón...
Y Dios... Y Jesus... Solo quiere que seamos verdaderamente libres... Dice en:
Juan 8:31.- Jesús les dijo a los judíos que habían creído en él: Si ustedes se mantienen fieles a mi palabra, serán de veras mis discípulos; 32 conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
No hay forma, no hay manera, de que seamos verdaderamente libres, si no nos entrenamos, sino nos discipulamos, sino somos enseñados... Y para eso está la iglesia, creada para que bajo la guianza de los Pastores y Maestros que ha puesto por cabezas, como directores de las congregaciones, bajo el cuidado de los que nos deben cuidar, y dotarnos con el alimento espiritual continuado, recurrente, disciplinado, organizado logrando así conocer la verdad de la palabra y ser libres.
Y no se trata de predicación nada más... Hablo de la enseñanza profunda de quien fue y es Jesus... De saber y entender lo que Jesus hizo y enseño con su vida, para que después tengamos vida abundante y eterna... Se trata de renovar nuestra mente cada día. O como digo en la iglesia. Y se los digo a ustedes que leen esto: “Por favor... Por favor... Sálganse de su mente y metan la mente de Cristo”.
Eso es dejar de ser Yo... Eso es, negarse a nuestro querer, a nuestro hacer, a nuestros sentir... Eso es negarnos a nuestra mente, derribando todo argumento humano, que muchas veces, deja expuesta  nuestra altivez, frenando el libre conocimiento de Jesus.
Si dejamos el yo no puedo.... El no sirvo... No quiero... No me quieren... No me dejan... No cambio, No me da la gana... No puedo dejar la ira, la rabia, el rencor, el pasado.... Si dejamos estas y otras cosas más que hacen tanto daño y dejamos que sea Cristo a través del Espíritu Santo y la enseñanza sana de la iglesia, entonces realmente nuestra vida cambiara... Si lo hacemos entonces, habrá menos familias destruidas... Menos relaciones de amistad, rotas... Menos iglesias divididas... Menos drogadictos... Menos suicidios... Menos ruina... Menos personas depresivas, angustiadas, inconformes... Al final, menos muertes... Menos sufrimientos... Y por el contrario habrá mucho más vida...
Por lo que no se conforme, con solamente decir “Yo creo en Jesus”... Dejemos de ser nosotros mismos... Y con nuestras cruz a cuestas sigamos, aprendamos, entreguémonos por completo al Jesus que ya se entrego por nosotros y entonces créanle a Dios... Solo así, viviremos la absoluta, duradera, permanente, agradable y fructífera Libertad...
Seremos discípulos, servidores... Y seremos libres... Seremos verdaderamente Libres... Al fin...


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