Salmo
30:10.- Oye, oh Jehová, y ten
misericordia de mí; Jehová, sé tú mi ayudador. 11 Has cambiado mi lamento en
baile; Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría. 12 Por tanto, a ti
cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para
siempre.
Pesadumbre es aquella sensación
de dolor, tristeza o sufrimiento que puede ser causada por diferentes elementos
o situaciones y ocasiona que una persona actúe de manera pausada, triste y
normalmente sin demasiadas expresiones. La pesadumbre puede ser una actitud
permanente en algunas personas con tendencia a la depresión.
Al día de hoy y a través de los
tiempos, el ser humano creyente o no, cae bajo los efectos de un estado de
pesadumbre, desazón, angustia, impotencia, dejadez y desesperanza. Y me niego a
aceptar la normalidad de esta situación y en especial para el creyente,
para el que cree en CRISTO.
Las situaciones de la vida
vienen inevitablemente y hay que afrontarlas con la mejor perspectiva, con el
mejor ánimo. Con la certeza, la fe de que al final después de perseverar
luchando lograremos un estado de satisfacción por el logro, por la meta
alcanzada. Y eso es lo mejor. Cuanta satisfacción tendremos al haber superado
un escollo de los muchos que tendremos. Y si esa situación se supera de la mano
y con la ayuda de alguien, la satisfacción es doble. Y mejor me gusta decir, es
potencialmente mayor. Y no hay mejor ayudador que el SEÑOR, nuestro DIOS.
Porque mejor son dos que uno. Y
si DIOS es mi ayudador, el que va por delante de mí, el que me instruye para
pelear mis luchas, el que me soporta en los momentos difíciles, el que me ayuda
a levantarme después de cada caída, el que hace resplandecer mi rostro, el que
cambia el llanto en alegría, el que me hace levantar mi mirada para buscarlo,
para glorificarlo, para alabarlo. Por esto en los momentos difíciles, de
pesadez, de aflicción, diré como el salmista:
Salmo
121:1-8.- Alzaré mis ojos a los montes; ¿De
dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de El SEÑOR, Que hizo los cielos y la
tierra. No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda. He aquí,
no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. EL SEÑOR es tu guardador; EL SEÑOR es tu
sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche. 7 EL
SEÑOR te guardará de todo mal; El guardará tu alma. 8 EL SEÑOR guardará tu
salida y tu entrada desde ahora y para siempre.
Que promesa tan maravillosa, y
seguro estoy que quienes levantan su mirada para buscarlo no quedaran
avergonzado, apesadumbrados. Levante el rostro, alce la mirada y resplandezca
por que la luz, la esperanza, el triunfo ha llegado... Y dance, baile, ría, regocíjese,
alábelo porque...
EL
VIVE y VIVE PARA SIEMPRE. ¡¡¡ALELUYA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario