Salmos 39:5. - He aquí, tú has hecho mis días muy breves, y mi existencia es como nada delante de ti; ciertamente todo hombre, aun en la plenitud de su vigor, es solo un soplo. 6 Sí, como una sombra anda el hombre; ciertamente en vano se afana; acumula riquezas, y no sabe quién las recogerá.
La vida es una sola. Entendamos… Es ¡Una!... No hay más. Y según el creador, dador y dueño de la vida, debemos vivirla un día a la vez. Porque es muy corta, efímera, limitada, finita.
Meditemos un poco. El trabajo es día a día. Nos alimentamos día a día. Recibimos de Dios el pan de cada día. Nos vestimos para el día. Descansamos día a día para renovar las fuerzas cada día. Solo 24 horas.
Dios hizo un día tras otro. Hay una regla. Y es que quiere que disfrutemos cada día a la vez, pero a su manera. Y entonces no solo estaremos satisfechos, conformes con lo que recibimos, sino también, realmente felices. Vivamos sin críticas, quejas, ni murmuraciones. Sin mentir, sin dañar, sin maltratar a quienes amamos. Sin rencores. Perdonando. Por favor… ¡Perdonemos!... ¡Siempre!
¿Por qué entonces preocuparnos por el resto del día? Porque nos complicamos la vida, si sencillamente hay una mejor manera de vivirla… Al modo de Dios.
Vivamos entonces, sin presiones, sin afanes, sin preocuparnos por hechos que nos puedan afectar, que no sabemos si nos afectarán. Y si nos afectan, no sabemos cuándo, cómo, ni cuánto costará. Preocuparnos complica la vida, desespera, nos enferma, estresa, angustia, nos mata lentamente. Preocupación, afán es vanidad, es afligir el espíritu, vivir decaídos, abatidos. Vivámosla sin vanidad.
Vivamos la vida sin egoísmo. Sin pensar solamente en nosotros, en nuestro bien, sin pensar solo en el “yo” que daña. El “yo” egoísta, que es rechazado por los demás.
Por el contrario, debemos pensar y actuar en favor de los demás, del prójimo. Dando sin esperar recibir. Haciendo el bien, sin cansarnos. Amando a todos. El amor hacia los demás genera beneficios, mueve la sensibilidad de Dios. Mueve Su bondad, Su benignidad, Su fidelidad. Mueve y nos trae su Paz. Créale a Dios, tendremos Paz. El hace que, aunque sean pocos los días que disponga para cada quien, podamos en su amor disfrutarlos al máximo. Y repito… porque la vida es muy breve, corta.
¿Por qué malgastarla?... ¿Por qué desperdiciar algo en el que Dios ha puesto su mejor amor, la mejor intención?... ¿Por qué no amar, sin desmayar?... ¿Por qué no entregarla al que mejor puede guardarla?... ¿Por qué no dejar que Cristo la dirija?... Que el sea el centro, guía, salvador de nuestra vida, cada día.
Meditemos entonces, los soplos de vida son eso… Instantes. La sombra, en instantes… Se disuelve… Es así la vida. Cada segundo cuenta. Si la tenemos cada día… Valorémosla, vivámosla en Cristo.
Deuteronomio 30:19. - Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia.
Entre dos opciones… Escojamos, elijamos… La vida… en Cristo. ¡Es la mejor decisión!
Juan 10:10b.- … “pero Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”
Jesús está a cargo… Siempre.
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