El día viernes pasado, termine
el día muy acongojado y triste por dos
hechos sucedidos en un lapso de no más de 60 minutos. Fui herido en mi corazón
por dos personas a las cuales amo entrañablemente. Mi esposa la cual hizo un
comentario que logro algo muy difícil en mí, CALLARME. Y de un amigo que realizo algo y sin hablar, logro lo
mismo, CALLARME.
Anticipándome a lo que puedan
pensar, el callar ante situaciones de este tipo logra por lo menos en mí,
además de pensar en lo ocurrido, meditar sobre ello. Y el meditar permite
conectar el hecho en sí a dos cosas: los antecedentes y las consecuencias. O
sea, el antes y el después. El ser humano racional, el guiado por las
emociones, piensa en lo que paso y generalmente sentencia inmediatamente que es
lo que va a hacer o cual va a ser su actitud luego del hecho. Es decir
dictamina cual va a ser la consecuencia derivada (ocasionada) del acontecimiento.
En la gran mayoría, por no decir la
totalidad, las consecuencias son aun más perjudiciales que el hecho originador
de esa consecuencia. Todo esto es porque actuamos únicamente en la carne.
Pero…….el que reflexiona, el que medita, además de no actuar inmediatamente,
logra conectarse con los antecedentes del hecho. Es decir, actúa en el
espíritu. Cuando reflexionamos acertadamente, se llega casi inmediatamente a
las causas principales que originan los hechos. En mi caso especifico, concluí
que el ocasionador de estos dos hechos que me entristecieron, el principal
culpable, fui YO.
Efesios 4:31.- Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y MALEDICENCIA, y toda malicia.
O esta otra versión:
Efesios 4:31.- Dejen de estar tristes y enojados. No griten ni INSULTEN (ofendan, blasfemen, calumnien) a los demás. Dejen de hacer el mal.
Dios nos advierte,
incansablemente sobre lo que decimos y especialmente con lo que mal decimos. Y
aun así somos muy, pero muy ligeros al hablar, al decir cosas malas, hablar mal.
Y no se basa solamente en lo que decimos sino en cómo lo decimos. Mi abuela
tenía un dicho: Aun cuando tengas razón, si te molestas (Ella lo decía
groseramente), pierdes. Dejas de tener la razón. El enojo, la ira, los gritos y
la amargura están ligados al mal. Por eso debemos controlar estos sentimientos
que salen de muy adentro para no MALDECIR a alguien. En mi caso
especifico en los dos casos que me atañen, tenían como antecedentes, palabras
que había dicho inadecuadamente, y que llevaron a la triste situación que sufrí.
Efesios 4:32.- Antes sed BENIGNOS (bueno, bondadoso) unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Sea lo que diga o como lo diga,
asegúrese que sea siempre BUENO. No significa
que usted sea consentidor de las malas actitudes y por eso no debe decir ni
opinar en nada, pero debemos hacerlo con todo amor y mansedumbre, perdonando
anticipadamente. Y si va a opinar bajo un estado de amargura, de enojo, de ira,
de gritería, allí si es mejor callar. El pescador sabio no se lanza al mar a
pescar, en medio de una tormenta, porque además de no pescar nada, puede
conseguir la muerte. No se lance a una situación en condiciones inadecuadas
porque además de no lograr nada, lo más seguro es que las cosas salgan peor de
cómo iniciaron.
Juan 13:31-32.- Entonces, cuando hubo salido, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo, y en seguida le glorificará.
Como hijos debemos heredar el
carácter bueno de nuestros padres. Es un principio bíblico de que lo que los
padres tienen será de heredad para sus hijos. Y tengo un rema en estos últimos
días, la mejor manera de glorificar al padre, de honrarle no es solamente
decirlo, es demostrarlo. Usted demuestra lo bueno que es Dios, nuestro mejor
padre, demostrando lo bueno que es usted como hijo. Y si es necesario CALLAR para demostrar con hechos lo que
usted es y de esa manera honrar y darle gloria al padre, hágalo.
NO MALDECIR SINO BENDECIR. NO HABLAR MAL, SINO
HABLAR BIEN. Porque de la manera correcta glorificaremos, honraremos,
demostraremos que amamos al padre.
Proverbios 21:23.- El que tiene cuidado de lo que dice, nunca se mete en aprietos.
Al hablar recuerde que lo que
diga debe ser para edificar, debe ser con ánimo pronto, debe ser con
mansedumbre, debe ser con sabiduría y misericordia, debe ser en amor los unos
para con los otros. Si no, debe callar. Los Superhéroes a veces también caen
pero…
Autor: Alguien que aprendió a salir de la tristeza, a levantarse y
caminar.
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