Lo importante no es lo que los demás piensen de tu
vida, sino lo que piensas y valoras de la tuya propia. El pasado 20 de Agosto,
un primo cercano joven aun y con mucho por vivir, murió de manera trágica. Seguramente
él se levantó ese día sin pensar que sería el último sobre esta tierra. Te
pregunto: ¿Será que alguno de nosotros sabe, cuál será nuestro último día? Dios
conoce nuestra condición como seres humanos.
Sal 103:14-16.- “Porque Él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo. El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no la conocerá más.”
He escuchado decir a muchos, ¡Esa es mi vida y la vivo
como quiero¡ Actuamos como si la vida nos perteneciera por completo, como si fuéramos
dueños de ella, pero resulta que nuestro concepto no es el correcto. Es como
los que trabajan en alguna empresa, es tu trabajo, tu empleo, pero los dueños o
el dueño es otra persona. El dueño es el que determina hasta cuando estás en la
empresa de acuerdo a tu desempeño. La Palabra de Dios establece:
Génesis 2:7 “Formó, pues, Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y fue el hombre en alma viviente”.
El dador y dueño de la vida es Dios, es el dueño de la
empresa que se llama VIDA.
Ahora pasa algo curioso, aun creyéndonos dueños de lo
que llamamos nuestra “vida”, no la cuidamos, no la valoramos. Vida, no se
limita a la parte material, se trata también del equilibrio emocional,
correctas decisiones, buenas y sanas relaciones interpersonales, paz en medio
de la incertidumbre. La vida es un complemento de un área con la otra, y cuyo
mayor aditivo o condimento es mantener una adecuada y correcta relación con el
dador de la vida.
Recuerda:
Sal 103:17.- “Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos”
¡Dios bendiga tu vida!
Autor: Otro más de la liga.
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