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jueves, 4 de octubre de 2012

Shabbat

Muchos cristianos, cuando empezamos a entender las escrituras (Biblia), nos hacernos preguntas en algunos principios que nos enseñan esas escrituras. Uno de esos principios es “el día de descanso”.

Los Judíos lo llaman SABBAT y lo guardan todos los sábados “Éxodo 20.9–10” (como los días de ellos comienzan al atardecer de un día y termina al atardecer del siguiente día, entonces su día de descanso comienza el viernes en la tarde). Los adventistas también guardan el sábado como día de descanso.

Los cristianos se preguntan ¿debemos guardar el sábado como día de descanso?  No quiero dar una respuesta afirmativa o negativa a esta interrogante, no es sencillo el análisis de este principio. Sin embargo puedo suministrarles información para que usted tenga una mejor opinión al respecto y fijar su posición de acuerdo al entendimiento que el Espíritu Santo le dé.

Vamos al principio: Dios le suministró a Moisés un conjunto de leyes (libros de Levítico y Deuteronomio) por las que su pueblo se debía regir  (el pueblo judío). Esas leyes fueron suministradas en diferentes épocas y maneras. Primero: las leyes morales o los 10 mandamientos, fueron suministradas por Dios escritas de su propia mano en tablas de piedra en el camino a la tierra prometida. Segundo: las leyes ceremoniales, fueron suministradas por Dios antes de atravesar el Jordán hacia la tierra prometida, en ese momento Dios le explicó incluso como construir El Tabernáculo. Tercero: las leyes civiles, fueron suministradas por Dios también antes de atravesar el Jordán. Estas leyes, la historia de la creación,  el diluvio, el éxodo del pueblo de Israel de Egipto a la tierra prometida, las generaciones que fueron antes de ese éxodo y la historia de Abrahán fueron transmitidas verbalmente desde Moisés hasta el período de esclavitud en Babilonia, donde un grupo de sacerdotes se dieron a la tarea de escribir todo. Este material escrito (en rollos) es lo que hoy conocemos como La Tora (también se le llama Pentateuco o La Leyes de Moisés). Desde Moisés hasta nuestros días el pueblo judío lee estos rollos en el día de descanso SABBAT.

Considerando entonces, que hoy ningún pueblo puede cumplir con las leyes ceremoniales porque, la muerte y resurrección de Jesucristo fue el último sacrificio por el cual todos los que crean en Dios y abran su corazón a Jesucristo como su Salvador, entrarán en su Reino. Considerando que todos los países tienen sus propias leyes (constituciones) por las cuales se rigen y no pueden aplicar las leyes que en su momento Dios le dio a su pueblo. Parece que las únicas leyes que siguen vigentes son las leyes morales, las cuales Dios no las transmitió verbalmente a Moisés sino que las escribió en tablas de piedra de su propia mano. Estas leyes Jesucristo las resumió en dos grandes mandamientos:

El primer gran mandamiento es:

Marcos 12:30.-  Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,  y con toda tu alma,  y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.  Este es el principal mandamiento.

El segundo gran mandamiento es:

Marcos 12:31.-  Y el segundo es semejante:  Amarás a tu prójimo como a ti mismo.  No hay otro mandamiento mayor que éstos.


Por otra parte vemos en las cartas del Apóstol Pablo (Shaul) que él se reunía con los judíos y gentiles los sábados y lo que hacían era leer la Tora (Hechos 18:4). En ella estaba claramente profetizado la llegada de un mesías y la muerte y resurrección del mismo. Hay confusión en algunos versículos donde el Apóstol Pablo señala, que se reunía con los gentiles el primer día de la semana o sea el domingo, recordemos que el día para el pueblo judío comienza a la puesta del sol, por lo que en algunos versículos menciona que compartían el primer día de la semana debemos observar que era en la tarde después del SABBAT (Hechos 20:7).

 La conclusión a la que Yo puedo llegar es, por una parte, Dios nos creó y sabe que nuestro cuerpo necesita un descanso  después de una jornada de trabajo, por eso en el cuarto mandamiento nos pide que descansemos. Por otra parte, dediquemos ese descanso para conocerlo y acercarnos más a él y la mejor forma de hacerlo es leyendo las escrituras reunidos en familias y compartiendo unidos como hermanos, como sus  hijos en un solo espíritu.

Que ese día sea un sábado o un domingo creo que no es relevante, lo importante es que dejes la rutina semanal a un lado y te reúnas en familia o amigos a estudiar las escrituras y a compartir los conocimientos que cada uno tenga de las mismas, teniendo en cuenta que la palabra dice:

Salmo 119:160.-  “la suma de tu palabras es verdad”.


Aníbal Domínguez S.


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