INFO

lunes, 26 de octubre de 2020

EL CIELO ES LA META

 

Romanos 8:14-18 [BLA].- Todos aquellos a los que guía el Espíritu de Dios son hijos e hijas de Dios.15  Entonces no vuelvan al miedo; ustedes no recibieron un espíritu de esclavos, sino el espíritu propio de los hijos, que nos permite gritar: ¡Abba!, o sea: ¡Papá!16  El Espíritu asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.17  Siendo hijos, son también herederos; la herencia de Dios será nuestra y la compartiremos con Cristo. Y si hemos sufrido con él, estaremos con él también en la Gloria.


Dios nos tiene marcado un destino y es a su lado, disfrutando de Su Gloria eterna. Los cristianos debemos tener presente que nuestra vida en esta tierra es pasajera, y es muy corta comparada con el tiempo que nos espera disfrutando del maravilloso esplendor de la gloria celestial. Y que la predestinó desde el principio de la humanidad. Por lo que es difícil entender cómo alguien que se hace llamar creyente, que confiesa que cree en Dios, tiene temor de partir de este mundo.
Si nuestra confianza está aferrada al creador, si vivimos según el espíritu que habita en nosotros y que nos hace entender y aceptar su palabra como la verdad, entonces debemos estar firmes y seguros de nuestra salvación y no aceptar el miedo y otras emociones que están en nuestro corazón.
Dios no nos da espíritu de cobardía, sino de poder, amor, y dominio propio. Los temores basados a los apegos terrenales, lo disfrazamos de "precaución", y demuestran desconfianza y falta de fe, con lo que colocamos una sombra de duda en nuestra identidad como " Hijos de Dios", cuando Dios estableció como un hecho de que sus hijos no le temiéramos a absolutamente nada en esta tierra, porque Él tiene el control de todo. Dios es creador y dueño de nuestras vidas. Por lo que quien mejor para cuidarla.
Y si apegado a su misericordia y esperanzado en su promesa, partimos de este mundo, ya sabemos cual es nuestro destino final. Por lo que mientras estemos aquí, sólo hagamos lo que él nos mandó hacer. Mostrando que somos sus hijos, sirviendo a la gente, haciendo el bien al prójimo, sin que bajo ningún concepto desviemos la mirada de nuestro creador, porque en ese momento el temor, el miedo, nos hará olvidar cual es nuestra meta, el hacia dónde iremos... El cielo...
Dios sigue estando a cargo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario