Salmo 41:1.- Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará Jehová.
Todos tenemos días malos. Días de angustia, soledad, aflicción. Días de carencia. Y es en los días malos cuando los que son creyentes o no, más nos acordamos de Dios. Y nuestro Señor en su infinita misericordia, extiende la diestra de justicia para socorrernos.
La situación pandémica a nivel mundial ha demostrado la fragilidad del ser humano. Y como ciudadano venezolano que vive en Venezuela, sufrimos con más rigor los embates de la enfermedad, debido a la carestía de todo tipo de asistencia oportuna para tratar los efectos colaterales que ella acarrea.
Ante tan asfixiante panorama, solo nos queda Dios. Y Él nos ofrece una promesa hermosa que garantiza su asistencia oportuna, fiel y altamente gratificante.
La versión TLA extendida al verso 3 nos dice:
Salmo 41:1.- Dios bendice a los que cuidan de los pobres, y los pondrá a salvo cuando vengan las dificultades. 2 Los cuidará y les dará vida, los hará vivir felices en la tierra prometida y no dejará que sus enemigos les hagan ningún daño. 3 Cuando se enfermen, Dios les dará fuerzas y les devolverá la salud.
Esta promesa es para los que tienen cuidado, los que toman en cuenta, los que ayudan a los pobres, que son los que adolecen o les falta algo. Y aun en la situación más extrema que tengamos, siempre tendremos la oportunidad de ayudar. Hay muchas formas, sea dando alimentos, medicinas, transporte, ropa. Y no debemos conformarnos solamente con la oración. La biblia aconseja en este tema lo siguiente:
Santiago 2:15.- Supongamos que a un hermano o a una hermana les falta la ropa y la comida necesarias para el día; 16 si uno de ustedes les dice: "Que les vaya bien; abríguense y coman todo lo que quieran", pero no les da lo que su cuerpo necesita, ¿de qué les sirve?
Cuando damos con alegría de corazón, en el más puro amor, somos bendecidos. Cuando damos sin esperar recibir, somos más bienaventurados, porque recibiremos una medida buena, remecida, apretada, abundante, repleta. Y cuando estamos pendientes y suplimos al pobre, en los días malos, el mismo Señor nos salvará, nos librará de las dificultades, nos cuidara, nos dará una vida feliz en la tierra donde Él nos prometió.
Hay más. Nada nos hará daño, ningún enemigo. Y si enfermamos, debiéramos estar confiados porque Dios nos fortalecerá y nos sanará.
Santiago 2:17.- Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
Demostremos se cristianos. Solo obrar con misericordia por medio de la fe. Y Dios que sigue estando a cargo… ¡Cumplirá!.
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