1 Pedro 4:12-14 [NTV].- Queridos amigos, no se sorprendan de las pruebas de fuego por las que están atravesando, como si algo extraño les sucediera. 13 En cambio, alégrense mucho, porque estas pruebas los hacen ser partícipes con Cristo de su sufrimiento, para que tengan la inmensa alegría de ver su gloria cuando sea revelada a todo el mundo.
Toda prueba tiene como meta final ser aprobada. Y mas allá de que pueda generar una recompensa, el mayor premio es y debe ser la satisfacción de ser superada.
Hace días, escribí sobre el hecho de cada día vivido es una prueba de superación. Por lo que se convierte en un abono a nuestra cuenta de la experiencia y que deberíamos hacer algo útil con eso.
Si reflexionamos con madurez sobre el hecho de que aun estamos vivos y de que es Dios quien ha decidido que vivamos un día mas, definitivamente, debemos hacer algo con eso. Y entre todas las cosas, esta el que todo lo que hagamos lo hagamos para El Señor, pensando solo en servirle a El, plantando las bases de su reino celestial en el corazón de cada habitante de la tierra. Y este algo, este hecho, debe ser nuestra mayor delicia. Por eso estamos vivos. No es vivir por vivir. Es vivir para que otros vivan a través de lo que hacemos en Cristo Jesus.
Santiago 1:2-4 (BLA).- Hermanos, considérense afortunados cuando les toca soportar toda clase de pruebas.3 Esta puesta a prueba de la fe desarrolla la capacidad de soportar,4 y la capacidad de soportar debe llegar a ser perfecta, si queremos ser perfectos, completos, sin que nos falte nada.
Por esto es satisfactorio cada prueba superada. La satisfacción llega con ella, mas confianza, mas madurez, mas carácter, mas capacidad de aguante, mas fruto en la obra Señorial de Cristo. Mas amor fraternal, mas hermandad, mas utilidad. Mas hermanos en Cristo. Mas personas salvas. Mas gente feliz de conocer a Jesus como su Señor y Salvador, y el que, al final de todo se glorifica y se honra.
La prueba superada es previamente la alabanza perfecta, produce gozo anticipado, porque en Cristo la superaremos, sea cual sea. En Él triunfamos. En Él vencemos. Y en Él, actuando con rectitud y sobriedad, superada la prueba, no habrá cosa alguna que nos falte, que no tengamos.
Así nos se sorprenda, siéntase afortunado, sea feliz, gócese en El Señor. Y soporte.... El premio, la recompensa... ¡¡¡El galardón!!! esta a la vuelta... Aleluya.
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