1 Corintios 15:58 [TLA].- Por eso, mis queridos hermanos, manténganse firmes, y nunca dejen de trabajar más y más por el Señor Jesús. Y sepan que nada de lo que hacen para Dios es inútil.
El Cristiano se define por su firmeza, por su voluntad inquebrantable y su constancia para realizar algo para el Señor y Su Reino.
El cristiano es firme en la ferviente oración, en la fe invariable, en la absoluta confianza que produce paz, en la interacción armoniosa con sus hermanos, en la lectura y la meditación de la palabra, en la aplicación de la misericordia. En darle a Dios lo que le corresponde sin dudar, su tiempo y su gloria.
También es firme a la hora de reconocer sus faltas y utilizar los correctivos divinos para seguir con perseverancia el trabajo asignado por Dios a todo aquel que se considera fiel servidor en Su obra.
El Cristiano firme no desfallece, sabe quien es. No es ambiguo en su conducta. No se pasea en la tibieza espiritual.
En definitiva, es firme en sus convicciones. No retrocede, siempre avanza. No se desenfoca de la meta. Desecha todo aquello que intenta desviarlo de su visión y misión. Y de ser necesario, aumenta el esfuerzo para alcanzar el logro y para hacerlo usa lo que sabe... ¡¡¡El Cristiano firme, sabe que tiene un Dios todopoderoso!!! que respalda las acciones de un cristiano que persevera y que lo llevará a su máximo potencial en el Reino y que dejara un fruto útil y ejemplar como resultado de su firmeza.
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