Santiago 1:6.- Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.
Que más se puede decir de la fe... Mucho, muchísimo mas.
Es sorprendente como dos letras pueden mover toda la existencia de un ser humano. Es sorprendente como "Lo que creo" define cada minuto de la vida de alguien.
Por eso la fe es a veces surrealista. Puede hacernos ver cosas que por ahora no vemos, pero que con certeza, creyendo, podremos verlas en el futuro.
Pero también la fe es destruida, desechada, menospreciada por la duda, llevándonos por rumbos sin sentido cardinal. Por caminos sin indicaciones. Por veredas sin identificación. Por sendas con finales y resultados muchas veces indeseados.
Para hacer la fe inquebrantable, invariable, valiosa, veraz y por sobre todo reconfortante y satisfactoria, con los resultados previamente esperados, solo debemos hacerla nuestra, a la manera de quien la definió.
Solo a la manera de Jesus, que sabia con plena certeza, el resultado de cada evento en el que creía y por el cual esperaba, basado en sus derechos de autor, que en el tiempo y producto de su fe, el hecho, se consumara.
Nosotros al igual que Jesus y solo en Jesus, debemos esperar plenamente convencidos de que lo que creemos que sucederá... ¡¡¡Pasará!!!. Y visto el resultado de nuestra fe, al igual que Jesus, podremos proclamar... ¡¡¡Consumado es!!!
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