1
Corintios 3:23.- Y ustedes son de
Cristo, y Cristo es de Dios.
Somos pecadores por naturaleza. Por
eso es que debemos buscar la perfección en Cristo para vencer en esta lucha contra
el pecado.
En Cristo, iniciamos el camino
para dominar los malos deseos que tenemos en nuestro corazón. Y la presencia
del Espíritu Santo es vital. Sin él, como guía es imposible que podamos vencer
de manera permanente el pecado.
Cristo hizo posible nuestra
libertad al manifestar su victoria en la cruz y resucitar. De allí nuestra
esperanza... De allí nuestra fe... En la cruz, se afirmo el amor por los
pecadores... Solo Cristo lo puede hacer... Y al liberarnos del pecado, nos
hacemos de manera voluntaria, de corazón, esclavos y siervos de Jesus. Lo que
nos da libre acceso a Dios y de allí, a todas las promesas.
Ayer escribía que para tener
acceso a las promesas, debemos cumplir con las condiciones de obediencia que
Dios exige. Pero es difícil, por no decir imposible, no fallar. Lo hacemos a
Diario. Pero el que es de Cristo, sabe qué hacer.
En:
Hebreos
4:16.- Acerquémonos, pues, confiadamente
al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el
oportuno socorro.
Dios espera que cada vez que
fallemos, vayamos a Él en oración... Y por mucho o poco que pequemos, si nuestro
corazón nos reprende, si nos sentimos culpables... Solo debemos acercarnos al
trono de Dios en certidumbre de fe. Eso quiere El... Lo anhela... Lo espera y
lo desea Dios... Porque somos sus hijos. Todo hijo de Dios debe acercarse a su
Padre en momentos de necesidad... Y Dios nos espera sin ninguna intención de
rechazarnos.
La Biblia dice en:
Salmo
51:17.- Los sacrificios de Dios son el
espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh
Dios.
Nunca habrá rechazo. Porque El
mas que nadie nos ama y quiere restaurarnos... Sus promesas están... Y si a
causa del pecado se tranca el fluir de sus promesas... Al arrepentirnos e ir ante
Dios, a través de Cristo, el perdón llegara y la restauración por igual. Entonces
se abrirán nuevamente el acceso a sus promesas... Pisaremos nuevamente tierra
prometida.
Dios sabe cuando fallamos de
manera involuntaria... El sabe de nuestras luchas y nuestra aflicción y dolor.
Y su disposición sigue igual.
1
Juan 1:9.- Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y
justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Somos pecadores... Pero hay
gracia sobreabundante... Porque, Somos de Cristo... Y lo que es de El nadie se lo arrebata de su
mano... ¡Aleluya!
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