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viernes, 5 de junio de 2020

INVOCAME... BUSCAME... Y CAMBIA.


Jeremías 29:12.- Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a mí en oración y yo los escucharé. 13 Me buscarán y me encontrarán, porque me buscarán de todo corazón.
¡La vida es una quimera!... ¡Es una ilusión!... Venezuela, mi país... Duele.
Todos los venezolanos y una gran parte del mundo conocen lo que está sucediendo en Venezuela... Cada día hay un tema en la mesa para debatir. Al momento de este  escrito es el suministro de gasolina. Y esto no es de hoy... Venezuela tiene tiempo en esto.
Y en algún momento esperamos en que Dios haga algo y ese algo, es que Dios cambie la situación del país... Y es un buen deseo. Que todo cambie para bien de los venezolanos. Pero... Nada va a cambiar, si nosotros no cambiamos.
El verso inicial forma parte del famoso pasaje que menciona los 70 años de cautiverio que vivió el pueblo de Israel, en Babilonia, bajo el reinado de Nabucodonosor. Y Dios forzó que sucediera, para que Israel dejara de ser un pueblo idolatra. Es decir, dejara de ser un pueblo rebelde, pecador, irrespetuoso y alejado de Dios. En síntesis, para que Israel cambiara su forma de ser como nación.
En Venezuela no habrá un cambio transcendental, sino cambiamos nuestra vida de pecado como nación. Y para que se dé el cambio, las familias y cada habitante del país, debe hacer cambios en su forma de pensar y actuar. Si no hay un cambio conductual, de actitud de manera radical, no habrá cambio grupal. Y de la misma manera no habrá una mejora significativa y permanente en la calidad de vida del venezolano.
Y aquí es, donde entramos los que debemos dar el ejemplo... Los que conocemos a Dios. Porque lamentablemente, como “pueblo de Dios”... No dejamos atrás de manera definitiva el paganismo y la doble moral.
Y acoto... No se ofendan, no son todos. Lo digo para los que no terminamos de meternos en el carril de la nueva vida en Cristo. Y ejemplarizo... Podremos ir a la iglesia de manera regular, orar, diezmar, ofrendar, ayunar... Todos los términos y acciones que como vida devocional debemos hacer. Pero si compartimos con el pecado de la nación, la usura, la falta de fe, la queja sostenida, el buscar métodos alternos a Dios, permitir que algún miembro de nuestra familia este en pecado en nuestra propia casa, llámese hijo, hermano, etc. Participamos de la extorsión, permitiendo ser extorsionados.
En fin, si no dejamos el paganismo, como podremos mostrarnos ante los que no conocen de Cristo, si participamos de las mismas fiestas, las mismas conversaciones, las mismas costumbres paganas... Cómo habrá un cambio, si nosotros, como individuos, no empezamos a luchar contra el problema fundamental del país que es a todas luces “Espiritual”.
Hermanos míos... Si no derribamos los altares paganos, incrustados primeramente en nuestras mentes no habrá cambios. Si no cambiamos nosotros, no tendremos posibilidad de que Dios sane nuestra tierra venezolana.
Difícil, claro... Satanás no nos la va a poner fácil...  Y debemos como Iglesia, cumplir nuestra labor. Y para lograrlo, debemos cambiar como lo dice en:
Efesios 4:17.- Esto, pues, es lo que les digo y les encargo en el nombre del Señor: que ya no vivan más como los paganos, los cuales viven de acuerdo con sus equivocados criterios 18 y tienen oscurecido el entendimiento. Ellos no gozan de la vida que viene de Dios, porque son ignorantes a causa de lo insensible de su corazón. 19 Se han endurecido y se han entregado al vicio, cometiendo sin freno toda clase de cosas impuras. 20 Pero ustedes no conocieron a Cristo para vivir así, 21 pues ciertamente oyeron el mensaje acerca de él y aprendieron a vivir como él lo quiere, según la verdad que está en Jesús. 22 Por eso, deben ustedes renunciar a su antigua manera de vivir y despojarse de lo que antes eran, ya que todo eso se ha corrompido, a causa de los deseos engañosos. 23 Deben renovarse espiritualmente en su manera de juzgar, 24 y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad. 25 Por lo tanto, ya no mientan más, sino diga cada uno la verdad a su prójimo, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo. 26 Si se enojan, no pequen; que el enojo no les dure todo el día. 27 No le den oportunidad al diablo. 28 El que robaba, deje de robar y póngase a trabajar, realizando un buen trabajo con sus manos para que tenga algo que dar a los necesitados. 29 No digan malas palabras, sino solo palabras buenas que edifiquen la comunidad y traigan beneficios a quienes las escuchen. 30 No hagan que se entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como propiedad de Dios el día en que él les dé la liberación definitiva. 31 Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. 32 Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
¿Cómo cambiamos un país?... Forcemos el cambio en nuestro interior de manera tenaz, sostenida. Perseverando en la oración, sin desmayar y los altares caerán. Entonces, podremos invocar al Señor, buscarlo de todo corazón. Y Dios, al tiempo, escuchara nuestro clamor y todo su bienestar caerá sobre Venezuela. Dejaremos de ser una quimera, una ilusión. Seremos transformados... Seremos tierra deseable para el mundo... Es así como Dios transformara esta nación. Y podremos decir entonces...
¡Venezuela!... ¡Tierra bendita!

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