Jeremías
29:12.- Entonces ustedes me invocarán, y
vendrán a mí en oración y yo los escucharé. 13 Me buscarán y me encontrarán,
porque me buscarán de todo corazón.
¡La vida es una quimera!... ¡Es una
ilusión!... Venezuela, mi país... Duele.
Todos los venezolanos y una gran
parte del mundo conocen lo que está sucediendo en Venezuela... Cada día hay un
tema en la mesa para debatir. Al momento de este escrito es el suministro de gasolina. Y esto
no es de hoy... Venezuela tiene tiempo en esto.
Y en algún momento esperamos en
que Dios haga algo y ese algo, es que Dios cambie la situación del país... Y es
un buen deseo. Que todo cambie para bien de los venezolanos. Pero... Nada va a
cambiar, si nosotros no cambiamos.
El verso inicial forma parte del
famoso pasaje que menciona los 70 años de cautiverio que vivió el pueblo de Israel,
en Babilonia, bajo el reinado de Nabucodonosor. Y Dios forzó que sucediera,
para que Israel dejara de ser un pueblo idolatra. Es decir, dejara de ser un
pueblo rebelde, pecador, irrespetuoso y alejado de Dios. En síntesis, para que
Israel cambiara su forma de ser como nación.
En Venezuela no habrá un cambio
transcendental, sino cambiamos nuestra vida de pecado como nación. Y para que
se dé el cambio, las familias y cada habitante del país, debe hacer cambios en
su forma de pensar y actuar. Si no hay un cambio conductual, de actitud de
manera radical, no habrá cambio grupal. Y de la misma manera no habrá una
mejora significativa y permanente en la calidad de vida del venezolano.
Y aquí es, donde entramos los que
debemos dar el ejemplo... Los que conocemos a Dios. Porque lamentablemente,
como “pueblo de Dios”... No dejamos atrás de manera definitiva el paganismo y
la doble moral.
Y acoto... No se ofendan, no son
todos. Lo digo para los que no terminamos de meternos en el carril de la nueva
vida en Cristo. Y ejemplarizo... Podremos ir a la iglesia de manera regular,
orar, diezmar, ofrendar, ayunar... Todos los términos y acciones que como vida
devocional debemos hacer. Pero si compartimos con el pecado de la nación, la
usura, la falta de fe, la queja sostenida, el buscar métodos alternos a Dios,
permitir que algún miembro de nuestra familia este en pecado en nuestra propia casa,
llámese hijo, hermano, etc. Participamos de la extorsión, permitiendo ser
extorsionados.
En fin, si no dejamos el
paganismo, como podremos mostrarnos ante los que no conocen de Cristo, si
participamos de las mismas fiestas, las mismas conversaciones, las mismas
costumbres paganas... Cómo habrá un cambio, si nosotros, como individuos, no
empezamos a luchar contra el problema fundamental del país que es a todas luces
“Espiritual”.
Hermanos míos... Si no derribamos
los altares paganos, incrustados primeramente en nuestras mentes no habrá
cambios. Si no cambiamos nosotros, no tendremos posibilidad de que Dios sane
nuestra tierra venezolana.
Difícil, claro... Satanás no nos
la va a poner fácil... Y debemos como
Iglesia, cumplir nuestra labor. Y para lograrlo, debemos cambiar como lo dice
en:
Efesios
4:17.- Esto, pues, es lo que les digo y
les encargo en el nombre del Señor: que ya no vivan más como los paganos, los
cuales viven de acuerdo con sus equivocados criterios 18 y tienen oscurecido el
entendimiento. Ellos no gozan de la vida que viene de Dios, porque son
ignorantes a causa de lo insensible de su corazón. 19 Se han endurecido y se
han entregado al vicio, cometiendo sin freno toda clase de cosas impuras. 20
Pero ustedes no conocieron a Cristo para vivir así, 21 pues ciertamente oyeron
el mensaje acerca de él y aprendieron a vivir como él lo quiere, según la
verdad que está en Jesús. 22 Por eso, deben ustedes renunciar a su antigua
manera de vivir y despojarse de lo que antes eran, ya que todo eso se ha
corrompido, a causa de los deseos engañosos. 23 Deben renovarse espiritualmente
en su manera de juzgar, 24 y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen
de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad. 25
Por lo tanto, ya no mientan más, sino diga cada uno la verdad a su prójimo,
porque todos somos miembros de un mismo cuerpo. 26 Si se enojan, no pequen; que
el enojo no les dure todo el día. 27 No le den oportunidad al diablo. 28 El que
robaba, deje de robar y póngase a trabajar, realizando un buen trabajo con sus
manos para que tenga algo que dar a los necesitados. 29 No digan malas
palabras, sino solo palabras buenas que edifiquen la comunidad y traigan
beneficios a quienes las escuchen. 30 No hagan que se entristezca el Espíritu
Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como
propiedad de Dios el día en que él les dé la liberación definitiva. 31 Alejen
de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y
toda clase de maldad. 32 Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense
mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
¿Cómo cambiamos un país?... Forcemos
el cambio en nuestro interior de manera tenaz, sostenida. Perseverando en la
oración, sin desmayar y los altares caerán. Entonces, podremos invocar al
Señor, buscarlo de todo corazón. Y Dios, al tiempo, escuchara nuestro clamor y
todo su bienestar caerá sobre Venezuela. Dejaremos de ser una quimera, una
ilusión. Seremos transformados... Seremos tierra deseable para el mundo... Es así
como Dios transformara esta nación. Y podremos decir entonces...
¡Venezuela!...
¡Tierra bendita!
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