Deuteronomio
28:13-14.- Te pondrá Jehová por cabeza, y no
por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los
mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas, 14 y si no te
apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a
siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles.
“Dios te pondrá en el primer
lugar y no en el ultimo”... ¡Amen!... ¡Amen!... Y... ¡Amen!... Así gritamos los
creyentes cuando alguien cita este verso. Y seguro que sucede igual con todas
las 3565 promesas que nos ofrece Dios a través de la biblia. (Alguien se
encargo de enumerarlas)... Peeero... No les recitan el pero del resto del
verso.
En todas las promesas hay ciertas
condiciones que aplican... Siempre habrá un pero. Y el pero desaparecerá,
dependiendo únicamente de nosotros. Por lo que ser primero se lograra, si y
solo si obedecemos, guardamos, y cumplamos los mandamientos que El Señor nos
ordena obedecer. Y que tiene una condición adicional... No apartarnos de toda
la palabra... Empresa difícil. Si... Muy difícil. Pero es triste... Es la
condición que aplica.
Escuche a un Pastor decir...
“Dios no nos bendecirá mas allá de nuestra ultima desobediencia”... Dejando por
sentado entre otras cosas, en que no debemos dejar de perseverar por hacer las
cosas bien, al modo de Dios... Porque toda promesa en el propósito de Dios,
tiene un plan, una forma, una manera... Es a la manera de El... Y punto.
Solo obtendremos las promesas si
y solo si, perseveramos en cumplir permanentemente con los mandamientos de Dios.
Luchando por cumplir los 613 preceptos que Dios establece. Y sonara legalista, pero
no me malinterprete. Porque yo también lucho todos los días, a cada momento,
con pensamientos, sentimientos, palabras y acciones” que atentan contra el
hecho de recibir todas y cada una de las promesas. Peeero... hay que
sincerarnos, auto examinarnos.
No debemos ser ligeros y
rendirnos ante el hecho de que somos humanos, somos de carne y es débil. Y que
por ser seres imperfectos, fallamos a veces... Es una verdad. Pasa, ya veces
muy a menudo.. No es el deber ser. Pero al igual que la obediencia nos bendice,
pasa con lo contrario. Si fallamos se tranca, se para, se detiene el suave
fluir del beneplácito de los beneficios dispuestos por Dios. Y entonces las
consecuencias vienen con el consecuente dolor.
Y aclaro un poco más, con una
sola frase... ¡No seamos ambiguos, inconstantes!... Como cristianos, seamos tenaces. Luchemos siempre,
siempre, por hacer lo correcto.
Y voy con cosas básicas, como... No
decir groserías... No complacernos con la usura... Menos que menos, ser
usurero, escarnecedor... No se preste a ganancias deshonestas... No mienta...
Otra... No deje de orar. Ore todo el tiempo... Congréguese, sea generoso, nunca
juzgue... No codicie, no adultere, no robe, trabaje siempre con honestidad...
Sea diligente... Respete a sus padres, ame e instruya a sus hijos, Dele un buen
ejemplo, siendo obediente a los mandamientos de Dios... Trate bien a su
conyugue todo el tiempo, préstele atención permanentemente en el amor, no en el
temor... Y así con todas... Son muchas... Son 613... ¡613!... Si, ¡613!!!
¡Legalista!... ¡Para nada!... No
soy un legislador... Ese papel es solo de Cristo... Soy un motivador... Luchemos
contra el mal, sin desmayar, con tenacidad y lloverán las promesas... Tenemos
una herramienta poderosa... El Espíritu Santo. El, nos guiara a toda la verdad...
Nos llevara a luchar por hacer lo justo... Dejémoslo actuar en nuestro corazón,
alma y mente... Los que los tienen, saben de qué les hablo.
Pero no lo dejemos al voleo, a nuestra
conciencia. Si no contristamos, entristecemos al Espíritu, tendremos éxito... Y
las promesas fluirán... Y Dios estará con usted, respaldándolo, protegiéndolo,
sustentándolo... Y por cierto... Dios cumplirá la promesa de “Yo estaré con
ustedes, todos los días hasta el fin del mundo”, si discipulamos, siendo
primeramente discípulos. (Hacedores de la palabra) de Jesus... Si predica las
buenas nuevas de salvación. (Mateo 28:18.20; Marcos 16:15)... Respondamos esta
pregunta... ¿Lo estamos haciendo?
Luchemos por hacer el bien... Nunca
nos cansemos. No nos dobleguemos ante la apatía y el desgano que trae la lucha
continua y sostenida... Sobrepongámonos a la aflicción de estos días. Es la
misma aflicción de siempre... Siempre habrá aflicción, la hubo, y la seguirá
habiendo. Pero recuerde esto... El Santo de Israel, el mismos Cristo... ¡¡¡Venció!!!... Por
nosotros a este mundo que nos aflige.
Dios mismo en persona está viendo
su lucha sostenida y encarnizada contra el mal. Y espera seguir viendo con
beneplácito sus triunfos del día a día para obtener con alegría las promesas
que Dios ya tiene preparadas desde el principio de los tiempos para quienes le
aman.
Son 3565... ¡3565!... Si...
¡¡¡3565!!!... Son
mías... Suyas... Nuestras... ¡Aleluya!
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