Eclesiastés 4:7-12.- Yo me volví otra vez, y vi vanidad debajo del sol. Está un hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano; pero nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se sacian de sus riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo. Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡Ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; más ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.
En los últimos meses me he encontrado con la agradable
oportunidad de ayudar a un sin número de personas que solicitan y necesitan consejería
para resolver sus problemas, en encontrar una vía expedita para lograr resolver
una difícil situación. Pero es triste encontrar que de 100 casos posibles más
del 90% se refieren a situaciones de parejas, ocasionadas por “diferencias” no
tolerables entre dos personas que decidieron un día vivir juntos.
Y en la gran mayoría de estos casos se olvidan de lo básico,
que decidieron estar juntos porque es mejor no estar solos. Pero no le damos el
aprecio y el valor adecuado a esa unión. El primer amor y la emoción del
momento en el que deseamos y anhelamos estar con esa persona, con el pasar del
tiempo se va enfriando producto del conformismo ante la impotencia de poder
tolerar las diferencias normales que trae el matrimonio, que trae la unión
entre dos personas que un día dijeron “esta es mi media naranja”. A mi
particularmente no me gusta esa frase porque la naranja es dividida en dos y
debe ser una sola persona, un solo ser.
DIOS estimo como
bueno el crear una institución, la familia. Y empezó con el hombre, “hombre y mujer lo hizo” “No es bueno que el hombre este
solo” “Le hizo ayudo idónea” “Fructifíquense y multiplíquense” “Vayan de dos en
dos…..” “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia……..” Todas
estas frases y muchas otras más, son citadas para refrendar que el estado ideal
del hombre es estar junto a alguien. Y que lo más importante de estas uniones
es que “No pensemos en nuestro propio bien, sino
procuremos el bien del otro”
El mundo sería realmente diferente si apreciáramos el valor
de las personas, en especial de la que tenemos consecuentemente al lado, con la
que pasamos la mayor parte del tiempo. Y un día dijimos, esta es la mujer o
este es el hombre de mi vida y muchos honramos esa palabra, pero no apreciemos
el valor de ese compromiso, se convirtió en “simple compromiso”, en “simple
estar”, en “simple existir”.
Es cuando entonces ante la mínima diferencia, surge algo que
muchas veces no lo vemos venir pero que irremediablemente llega, el desamor.
Ese sentimiento que no soporta nada, el que no tolera, el que no le importa el
otro. Y es cuando empezamos a buscar salidas que mitiguen o reviertan esa
situación. Pero surgen frases ásperas como estas, “ya no hay nada que hacer” “Es
que no puedo estar con él o con ella” “Es que ya no lo quiero” “No la soporto”
“Piensa solo en ella misma”…. Desechamos el valor de esa persona, olvidamos la
entrega abnegada de esa otra persona, olvidamos sus múltiples virtudes y
establecemos “diferencias irreconciliables” predispuestos anticipadamente a
todo, porque “ya no hay salida, ya no hay vuelta”
Buscamos ayuda y nos topamos con los mejores programas de
arreglo de diferencias, con los mejores métodos para arreglar cualquier
situación. Y en algún momento nos conseguimos con el mejor. “Es en CRISTO que debemos arreglar esta
situación” ofrecen algunos. Y estoy de acuerdo. Solo en JESUS se puede arreglar todo. Pero………. CRISTO es perfecto, el matrimonio NO. Nunca lo será, por una razón muy simple, está compuesta por dos
personas imperfectas y eso es lo que no nos dicen cuando se va a unir a
alguien, cuando se va a formar un hogar y siempre le cuestiono a los que tratan
de solucionar los conflictos de parejas que es imposible traer completamente la
perfección de CRISTO en un
matrimonio. Es imposible, porque una de las respuestas clásicas del ser humano
y en la cual se sustenta cualquier falla es “Nadie es perfecto”. Sabe que es lo
incongruente de todo, es que CRISTO
lo sabía. Por eso dijo “sopórtense unos a otros”
Colosenses 3:12-14.-Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; SOPORTÁNDOOS unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas VESTÍOS DE AMOR, que es el vínculo perfecto.
Tenemos diferentes caracteres, personalidades distintas,
gustos distintos, forma de ser muy personales y altamente arraigadas y lo que
es peor, algunas de ellas estarán con nosotros el resto de nuestras vidas, pero
aun así JESUS dijo estén juntos,
unánimes, en un mismo sentir, eso es lo mejor. Y usted dirá ¿Cómo? La
respuesta………..TOLERANCIA……….
Tolerancia es más que soportar. Es apreciar las mejores
características y proceder de la otra persona y colocarlas por encima de
aquellas que no nos gustan. Es hacer converger nuestras metas individuales para
trazar un solo camino en ruta a disfrutar los mejores momentos, la mayor
cantidad de tiempo posible. Es soportar a la otra persona tomando en cuenta que
un día nos tocara a nosotros ser soportados. Es darse más que el valor
intrínseco a aquella muestra de afecto y amor incondicional que esa persona
tuvo por nosotros en la gran mayoría del tiempo, de manera que un día se haga
entrañable su compañía, que valoremos a lo máximo su compañía, de manera que no
queramos estar separada de ella.
Una amiga me envió este mensaje:
“Tengo una amiga que en este momento está viviendo una situación
verdaderamente difícil. Su esposo de apenas 47 Años está padeciendo de una
enfermedad incurable y dolorosa. Llevan años luchando para que el viva, pero
las circunstancias y la enfermedad parecen ganar la batalla... Ella ama a su
esposo, sufre al verlo con tanto dolor físico, el sufre al verla angustiarse
por lo que le sucede...DIOS. Y hay
tantos matrimonios donde ambos están sanos y viven los días odiándose, ignorándose
y haciéndose daño... Si supieran la bendición que dejan perder al no disfrutar
de la compañía del otro... Si tan solo entendieran que DIOS les ama y les regala la posibilidad de amar y ser amados...”
No esperemos llegar a un momento como este y no les mentiré,
en algunos, esta situación se va a presentar. Pero si actúa preventivamente, la
carga de culpa será menor, por haber dado el valor correcto a esa persona,
amándolo como CRISTO dice que la
amemos.
Soportemos, amemos, disfrutemos a lo máximo el estar con ese
alguien que como dicen algunos “fue la persona que DIOS me dio” y fue con la que decidimos estar. La vida será mejor,
viviremos mayormente felices……..
Cordón de tres dobleces no se rompe pronto. Pero si uno de
esos dobleces es JESUS, en medio de
dos que aunque tengan diferencias, EL
hace que sean coincidentes, hace que cuando uno falle el otro lo ayude a
levantarse, que cuando alguno tenga frio el otro lo ayude a calentarse, que
puedan darle el valor merecido al trabajo de otro. Es JESUS, el que permite que no se rompa el cordón…. Es EL que hace
que el matrimonio dure toda la vida…. Felizmente….
Autor: Dos más de la
liga de la justicia…..
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