Efesios 4:32.- Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
El
perdón es un paso fundamental de la cadena existente entre el pecado hacia la
habilitación de la relación de amor entre DIOS
y el hombre. Esa cadena que se inicia en la gestación del pecado, pasando por
el sentido de culpabilidad (cargo de conciencia, aflicción de espíritu),
originando el necesario arrepentimiento, para luego apoyarse en la confesión y
de esa manera reconocer que es necesario la solicitud del perdón, que por
gracia e infinita misericordia es concedido e iniciar con un cambio de estado
la restauración como último paso para el restablecimiento de la relación Padre-hijo.
Pero
nada de esto es posible si no hay primeramente una buena relación entre hijos. Si
no hay un perdón mutuo y sincero entre hermanos. Es una condición sin
condiciones el que perdonemos las deudas entre hermanos, para solicitar así la
supresión de la deuda para con DIOS.
Dice:
Lucas 11:4.- Perdona nuestros pecados, como también nosotros perdonamos a todos los que nos hacen mal.
Perdón
se trata de suprimir deuda, no de olvidar, sino de no recordar, de no traer a
cuenta. Se trata de dar libertad, que es lo que en hebreo significa perdón,
pero también de lo que significa en griego, cambiar y alterar un estado. De un
estado de separación a un estado de unión. De un estado de rencor por la ofensa
recibida, hasta un estado de libertad al obtener paz por la ofensa perdonada.
No me imagino a un padre feliz porque su hijo le solicito el perdón por algo,
sabiendo que ese hijo está disgustado por una ofensa no perdonada por ese hijo
hacia uno de sus hermanos. Definitivamente no es posible. DIOS como buen padre buscara la manera aun con decisiones forzadas,
de que sus hijos estén bien unos con otros, de que no haya rencor entre ellos,
de que se busquen incesantemente para
que exista una relación genuina de hermanos. Por eso dice:
Mateo 18:15.- Si tu hermano te hace algo malo, habla con él a solas y hazle reconocer su falta. Si te hace caso, ya has ganado a tu hermano.
El
ofendido para ser libre y poder tener acceso al Padre, debe buscar al que lo
ofendió y liberarlo de esa carga tan pesada por haber ofendido a su hermano y
así el mismo ser liberado del rencor, del enojo, de la amargura, de la
aflicción por la ofensa recibida y ser libre también de acercarse al dador de
la vida a solicitar de su misericordia, de su gracia y con este hecho, cambiar
y alterar el estado de una relación rota
y convertirla en una relación plenamente restaurada. Y no importa las veces que
sea necesario, siempre la disponibilidad de perdonar y de ser perdonados DEBE estar allí. Debemos ser
misericordiosos porque EL es
misericordioso. Debemos dar por gracia lo que hemos recibido de EL por gracia. Debemos amar porque EL nos da infinito amor. Debemos
perdonar hasta lo sumo porque EL nos
perdonara todas las veces que vayamos a EL
para solicitar el perdón. EL nos lo
concederá. ¿Hasta cuándo? Hasta siempre.
Mateo 18:21-22.- Entonces Pedro fue y preguntó a Jesús: Señor, ¿cuántas veces deberé perdonar a mi hermano, si me hace algo malo? ¿Hasta siete? Jesús le contestó: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Y es
tan importante estar de acuerdo, porque lo que nosotros establezcamos aquí en
la tierra, lo que atemos aquí, será atado y aprobado en el cielo y lo que
nosotros desatemos aquí será también hecho allá. Desatar, liberar aquí, será
desatado, aprobado allá y así podremos estar de acuerdo y solicitar al padre lo
que sea, TODO.
Mateo 18:18-19.- Les aseguro que lo que ustedes aten aquí en la tierra, también quedará atado en el cielo, y lo que ustedes desaten aquí en la tierra, también quedará desatado en el cielo. Esto les digo: Si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra para pedir algo en oración, mi Padre que está en el cielo se lo dará.
Esto
incluye el consabido perdón para la necesaria redención. Esto incluye la
aceptación de lo que le ofrendemos al Señor, para que sea enviada de vuelta la
recompensa. Porque bien lo dice EL:
Mateo 5:23.- Así que, si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero aponerte en paz con tu hermano. Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda.
Y debo
recordar que el poder presentar los diezmos y la ofrenda delante del altar
permite que la sobreabundancia rebose en nuestras vidas. (Malaquías 3.10). El eliminar el enojo a través del perdón hace que
seamos limpios de cualquier mal deseo (Hebreos
12.14-15). El que nosotros amemos mucho depende del que nosotros perdonemos
mucho (Lucas 7.47). El suprimir el
hecho de ser ofendidos, nos permitirá ser merecedores de honra (Proverbios 19:11). Y lo mejor, podemos
estar en presencia, abiertamente, con gozo, con dicha eterna, con infinita
alegría, delante del PADRE (Salmo
16:11), como eje absoluto de la reconciliación y la unión de la familia.
Perdonar
consecuentemente es imprescindible, como anticipo de lo que es vivir, porque nos
libera y nos cambia desde un estado de infelicidad, a un estado de bienestar al
ser perdonada la ofensa. Recomiendo simplemente….PERDONE….es de DIOS……es NECESARIO….
Autor: Continua el mismo superhéroe
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