A lo
largo de mi vida como creyente, he escuchado sobre las aflicciones que sufrimos
los hombres, indistintamente de su creencia. Y que no distingue entre su
estatus social, raza, sexo ni se excluye ante cualquier diferencia de
identidad. Es algo por lo que todos pasaremos alguna vez. Específicamente, los
cristianos relacionamos los periodos de aflicción con la siguiente frase:
“Estoy pasando por un desierto”. Esto en alusión especifica con lo que le sucedió
al pueblo de Israel a raíz de su salida de Egipto, hasta la tierra que Dios le
prometió que le iba a entregar, vale decir “La tierra prometida”, narrado
principalmente en el libro de éxodo.
Al día
de hoy y luego de haber transitado estos ultimos años en el evangelio, he
llegado a la conclusión de que el “Desierto” ha sido malamente estigmatizado y
que en ningún momento puede ser comparado con los tiempos de aflicción. Y
explico porque.
A groso
modo. Israel estaba en Egipto en principio a voluntad, bajo la decisión de
Jacob padre de las 12 tribus de Israel, de establecerse con su hijo José, el
cual era administrador de los bienes del Faraón y responsable de la
alimentación del pueblo egipcio durante la época de los 7 años de sequia. Esa
decisión luego de múltiples incidencias, los llevo a pasar 430 años de
esclavitud en tierra extraña. Israel fue prácticamente sodomizado por las
autoridades egipcias y ante el mismo clamor del pueblo Hebreo, DIOS decidió escoger a un libertador, Moisés,
para que sacara su pueblo de esa tierra de esclavitud y llevarla a la tierra de
la promesa, por un camino llamado desierto propuesto por EL y que en principio y en esto coinciden historiadores, geógrafos,
teólogos, eruditos, se recorría en 11 días. Pero….Ese pueblo duro 40 años en
realizar esa travesía. La respuesta: a causa de su inconformidad manifestada a
través de múltiples quejas y
murmuraciones.
Estudiando
detenidamente esta actitud, yo decía, “Está bien, puede que no lo hicieran en
11 días pero de ahí a durar 40 años, esto es digno de un estudio más
minucioso”. Desierto entre sus múltiples raíces etimológicas, estepa, midbar, arâbâh, desertus, Yesîmôn, horbâh, significa en conclusión, un lugar que está “despoblado
o vacío de gente” y gracias a las películas o documentales, siempre se ha
relacionado ese desierto con el famoso desierto del Sahara. Pero realmente ese
desierto que cruzo Israel no era como lo imaginamos o como nos lo quieren
ilustrar y la razón es muy sencilla: DIOS
estaba allí. Y donde esta DIOS
no falta nada.
- Al salir de Egipto forzado por las plagas hacia la nación egipcia, Israel fue perseguida por el mismísimo faraón con ejército incluido, que fue engullido por el mar. (Éxodo 14:15-31)
- Nunca sufrieron los embates diurnos del calor, ni los embates gélidos de las frías noches. (Éxodo 13:21-22)
- Nunca sufrieron hambre. Dios le daba todo el alimento que querían. (Éxodo 16:4-21)
- Nunca sufrieron sed. Había abundancia de ríos. (Deuteronomio 9:21, Marcos 1:4)
- Encendieron holocaustos. Había abundancia de vegetación. (Joel 2:22, Salmo 65:13)
- Siempre les mostro el buen camino. (Isaías 43:19)
- Cada vez que estaban en una situación comprometida, pedían socorro y DIOS intervenía procurando la salvación. (Salmo 107)
Salmo 107:10-11.- Vivían en profunda oscuridad, presos de la tristeza y las cadenas, por rebelarse contra las órdenes del Señor, por despreciar los planes del Altísimo.
Israel,
aun cuando ya habían salido de Egipto, librados de la persecución egipcia, su
mente seguía estando encadenada a su vida pasada, al punto que no podían ver lo
que les esperaba adelante. Su aflicción era producto de su propia conducta, de su
propia inconformidad, de no cumplir con lo establecido por DIOS y que redundaría en su bienestar.
Salmo 107:17.- Enfermos y afligidos por sus propias maldades y pecados,
Nuestra
conducta, el desprecio por las recomendaciones que DIOS nos ofrece para nuestro bienestar, inevitablemente hace que
llegue la consecuente aflicción.
Pero….
Salmo 107:19.- Pero en su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de la aflicción;
Pero….Siempre
DIOS estaba presente para suplir,
para sanar, para proteger, para….LIBERAR.
Y no nos damos cuenta que el desierto con DIOS
puede llegar a ser un hotel cinco
estrellas, porque hay de todo, comida, bebida, abrigo, sustento, protección,
consuelo, misericordia, perdon. Pero hay mas, el desierto es una vía de escape.
En Israel se cumplió. El desierto fue una vía de transito, desde una tierra de
esclavitud a una tierra de liberación. Concluyo entonces: No debemos temerle al
desierto. No lo veremos en el momento, pero con lo que ya sabemos deberíamos
regocijarnos, deberíamos ser felices, porque siempre traerá la libertad a una
situación de opresión que puede ser inclusive autoinducida.
Así que,
Filipenses 4:4-7.- Alégrense siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense! Que todos los conozcan a ustedes como personas bondadosas. El Señor está cerca. No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús.
Ustedes
dirán….Bienvenido el desierto……
Autor: El mismo de siempre…Aleluya…SOY LIBRE….
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