1 Corintios 10:12.- Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
La vida está llena de tropiezos. No hay nadie, ni siquiera
uno que en algún momento no haya experimentado la caída. Es más, estoy
convencido que esa experiencia de la caída, en los cristianos conscientes, es
cada día y en algunos hasta de manera regular. Todos en algún momento caemos y
tristemente, en la medida que avanzamos en la vida cristiana, en ruta hacia una
mayor madurez, el peligro no disminuye, y me atrevo a asegurar, que aumenta.
Por lo que la lucha es mayor a medida que pasan los años, pero siempre está
latente el riesgo de “caer”. Mentimos, idolatramos, fornicamos, maldecimos,
murmuramos, nos quejamos, vociferamos, nos adulamos, pensamos mal en nuestro
corazón de nuestros hermanos, ¡¡¡Juzgamos!!! Es más, el juicio es una práctica
en la vida de la mayoría. Y esto se opone a algo fundamental, en la relación
equitativa y equilibrada entre los creyentes. Se opone a la correcta afirmación
de la pregunta, ¿A quién ayudamos? ¿Cuándo levantamos? ¿Cuándo ayudamos a
restaurar? ¿Cuándo aplicamos la misericordia? Esa que debe estar por encima de
la justicia.
Amar al pecador, es el slogan... Y no estoy diciendo que
toleremos el pecado. Pero dentro de la doctrina del juicio, dentro de la práctica
del juzgar, debe imponerse el que debemos ayudar en todo momento al hermano que
esta caído, porque nosotros también hemos experimentado la caída y más aun, no
estamos exentos de volver a caer. Es fácil, habituarse al juzgar,
considerándonos “muy espirituales” y olvidando por completo la misericordia,
olvidando por completo las propias vigas en nuestra vida. Es fácil... muy
fácil...
Y DIOS lo sabe.
Por eso, el verso aquel que dice “Si siete veces
cae el justo, siete veces el SEÑOR
nos levantara”. Principalmente el SEÑOR,
tiene que ser EL, porque es triste
decirlo, pocos son los que ayudan a levantar. Razón tenían los hermanos René
Gonzales y Funky al cantar en aquella canción, que tiene como epíteto central,
“Después de la caída, quien es el que queda, con intención de ayudarnos”...
Si queda, siempre queda... JESUS...
Siempre estará allí para ayudarnos, para restaurarnos, para subirnos la
autoestima, después de cada mentira, después de cada murmuración, después de
cada juicio al prójimo, después de cada pecado, después de cada caída siempre
queda, siempre esta JESUS.
JESUS, esencia y
razón de la piedad, de la misericordia, le dice a sus seguidores:
Mateo 5:7.- Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
"Dichosos los compasivos, porque DIOS tendrá compasión de ellos”. No se pierda la oportunidad, de
ser dichoso, bienaventurado, feliz, haciendo misericordia con el caído, pero más
aun, recuerde que usted, yo, nosotros todos, caímos, estamos caídos o que
caeremos. Y ruego a DIOS que no
caigamos, pero seguro estoy, al caer, DIOS estará allí para levantarnos, las
veces que sea necesario.
Hagamos entonces de misericordia y recordemos quienes somos,
porque todavía hay mucho camino que recorrer, porque todavía hay muchos
tropiezos que esquivar.
DIOS les
bendiga... Alabado sea CRISTO por
los siglos de los siglos.