Muchos cristianos, cuando empezamos a entender las
escrituras (Biblia), nos hacernos preguntas en algunos principios que nos
enseñan esas escrituras. Uno de esos principios es “el día de descanso”.
Los Judíos lo llaman SABBAT y lo guardan todos los sábados “Éxodo 20.9–10” (como
los días de ellos comienzan al atardecer de un día y termina al atardecer del
siguiente día, entonces su día de descanso comienza el viernes en la tarde).
Los adventistas también guardan el sábado como día de descanso.
Los cristianos se preguntan ¿debemos guardar el sábado como
día de descanso? No quiero dar una
respuesta afirmativa o negativa a esta interrogante, no es sencillo el análisis
de este principio. Sin embargo puedo suministrarles información para que usted
tenga una mejor opinión al respecto y fijar su posición de acuerdo al
entendimiento que el Espíritu Santo le dé.
Vamos al principio: Dios le suministró a Moisés un conjunto
de leyes (libros de Levítico y Deuteronomio) por las que su pueblo se debía
regir (el pueblo judío). Esas leyes
fueron suministradas en diferentes épocas y maneras. Primero: las leyes morales
o los 10 mandamientos, fueron suministradas por Dios escritas de su propia mano
en tablas de piedra en el camino a la tierra prometida. Segundo: las leyes
ceremoniales, fueron suministradas por Dios antes de atravesar el Jordán hacia
la tierra prometida, en ese momento Dios le explicó incluso como construir El
Tabernáculo. Tercero: las leyes civiles, fueron suministradas por Dios también
antes de atravesar el Jordán. Estas leyes, la historia de la creación, el diluvio, el éxodo del pueblo de Israel de
Egipto a la tierra prometida, las generaciones que fueron antes de ese éxodo y
la historia de Abrahán fueron transmitidas verbalmente desde Moisés hasta el
período de esclavitud en Babilonia, donde un grupo de sacerdotes se dieron a la
tarea de escribir todo. Este material escrito (en rollos) es lo que hoy
conocemos como La Tora (también se le llama Pentateuco o La Leyes de Moisés).
Desde Moisés hasta nuestros días el pueblo judío lee estos rollos en el día de
descanso SABBAT.
Considerando entonces, que hoy ningún pueblo puede cumplir
con las leyes ceremoniales porque, la muerte y resurrección de Jesucristo fue
el último sacrificio por el cual todos los que crean en Dios y abran su corazón
a Jesucristo como su Salvador, entrarán en su Reino. Considerando que todos los
países tienen sus propias leyes (constituciones) por las cuales se rigen y no
pueden aplicar las leyes que en su momento Dios le dio a su pueblo. Parece que
las únicas leyes que siguen vigentes son las leyes morales, las cuales Dios no
las transmitió verbalmente a Moisés sino que las escribió en tablas de piedra
de su propia mano. Estas leyes Jesucristo las resumió en dos grandes mandamientos:
El primer gran mandamiento es:
Marcos 12:30.- Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.
El segundo gran mandamiento es:
Marcos 12:31.- Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
Por otra parte vemos en las cartas del Apóstol Pablo (Shaul)
que él se reunía con los judíos y gentiles los sábados y lo que hacían era leer
la Tora (Hechos 18:4). En ella estaba claramente profetizado la llegada de un
mesías y la muerte y resurrección del mismo. Hay confusión en algunos versículos
donde el Apóstol Pablo señala, que se reunía con los gentiles el primer día de
la semana o sea el domingo, recordemos que el día para el pueblo judío comienza
a la puesta del sol, por lo que en algunos versículos menciona que compartían
el primer día de la semana debemos observar que era en la tarde después del
SABBAT (Hechos 20:7).
La conclusión a la
que Yo puedo llegar es, por una parte, Dios nos creó y sabe que nuestro cuerpo
necesita un descanso después de una
jornada de trabajo, por eso en el cuarto mandamiento nos pide que descansemos. Por
otra parte, dediquemos ese descanso para conocerlo y acercarnos más a él y la
mejor forma de hacerlo es leyendo las escrituras reunidos en familias y
compartiendo unidos como hermanos, como sus
hijos en un solo espíritu.
Que ese día sea un sábado o un domingo creo que no es
relevante, lo importante es que dejes la rutina semanal a un lado y te reúnas
en familia o amigos a estudiar las escrituras y a compartir los conocimientos
que cada uno tenga de las mismas, teniendo en cuenta que la palabra dice:
Salmo 119:160.- “la suma de tu palabras es verdad”.
Aníbal Domínguez S.
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